Algunas personas consultan porque sienten que sus problemas son muy complicados; sus emociones, muy perturbadoras y no logran encontrar por sí mismas una salida que les permita sentirse bien. Experimentan dolor, ansiedad, frustración, miedo, falta de sentido para vivir y síntomas físicos que no logran aliviar.

Otras personas consultan porque quieren profundizar en el autoconocimiento, mejorar algunos aspectos de su vida donde perciben que algo no anda bien.

La sabiduría milenaria, y últimamente también la neurociencia, muestran que los seres humanos no sólo somos cuerpomente (sistema nervioso interactuando con todos los sistemas del cuerpo) sino también una red energética; es decir, no somos sólo lo que pensamos y sentimos; sino algo más, difícil de conceptualizar.

Los problemas que experimentamos parecen tener a la base información atascada, que el sistema nervioso no ha logrado procesar, afectando así los demás sistemas y  en lo más esencial, falta de conexión con lo que de verdad somos.

Por lo tanto, lo que me motiva hoy a trabajar en psicoterapia es crear espacios que faciliten la integración y ayuden a reconectar con el verdadero ser.

La duración del proceso psicoterapéutico y la frecuencia de las sesiones es algo flexible que se acuerda en forma conjunta con quien consulta. Cada sesión dura en promedio una hora.